Nunca imaginé escribir en un dormitorio sin luz. Encantador. El interruptor y la bombilla quisieron descansar en un momento poco oportuno y... bueno, no le doy importancia. Ahora a oscuras, la risa se me escapa en sorbitos al pensar que estas palabras escritas, tú lector o lectora, las leerás... y es que me lo paso bomba al pensarlo.Y es por eso, que te doy mis más queridas y humildes gracias. Ahora que, lo que escribo es un poco extraño o complejo de entender, no lo sé, bueno quizá tú seas capaz de entenderme. Y mientras sigo sin luz, la letra se transforma y se pierde en el corazón de los dedos de mis pies. Teniendo en cuenta, que carezco de tiempo, me es inevitable controlar mi mente cuando esta misma me envia un mensaje caprichoso como: "¡Pero vaya chica! necesito delirar unos minutos...". Y yo, pues... no tengo otra alternativa que hacerla feliz. Luego eso sí, sonrío satisfecha. Nada más y nada menos, que hoy me llama la atención los puntos suspensivos. Me tomaré un café mientras sigo con mis múltiples futuras y presentes tareas. Tiempo de reflexión con espuma de café. Dia soleado que promete pequeños detalles cotidianos. Ahora que, parece ser que se avecinan unas nubes grises asi de majestuosas. Las nubes son sinceras consigo mismas. La ventana también está de acuerdo conmigo, creo. Mis labios susurran algo que ni yo misma puedo observar, ni sentir, ni oír. Entonces, si llueve... me mojaré. Me mojaré.
Me despido de ti con una sonrisa, de mi con unos nuevos puntos suspensivos, y de mi fiel querida ventana que me acompaña y me proporciona luz ante la oscuridad... Voy de nuevo, en busca de mi café espumoso, ¡que luego se evaporará! Así, sin más...