Hoy me da por tomar un café con leche en un jardín muy bonito. Y contar los diferentes pájaros que tengo en cada dedo. ¡Imaginaos! Y me pilla el camarero. Río a carcajada limpia. No siempre disimulo muy bien... pero en este caso, ¿que tiene de malo contar pájaros en tus dedos? ¡No vale la pena disimular! Vuelvo a reír sin poder evitarlo. Y lo miro.
Y encontré que tenía los ojos de color cigüeña...
¡Qué sorpresa más bonita!
En total: 4 pájaros en cada dedo, que da un total de... (Uno me trajo un sobrecito de azúcar).
"Gracias..." - le dije segundos más tarde.
Y tuve la sensación... que el camarero con ojos de color cigüeña definitivamente se quedó del todo perplejo. Le sonreí.
Él, también.